Los amigos se eligen, los parientes no, esa salmodia, tantas veces escuchada era la excusa preferida entre nuestros abuelos -y tambien entre nuestros padres- cada vez que estos querian decirnos que la vida es compleja y, como dice la cancion de los Rolling Stone, no siempre podemos obtener aquello que queremos, aquello que deseamos.
Los parientes, lamentablemente, no pueden elegirse y eso hace que, cuando menos lo esperemos, aprovechando que no podemos negarle, aunque queramos, el parentesco, nos caigan de la nada en nuestra propia casa dispuestos a comerse nuestra comida y a disfrutar de la comodidad de que nadie les diga nada, precisamente, porque tenemos la misma sangre y, se supone, eso crea vinculos profundos.
Lo cierto es que no son pocos los primos, tios, sobrinos que, aprovechando esa situacion, ventajosa para ellos, se presenten en nuestra casa, en NUESTRA casa, y comienzan alli a comerse nuestra comida, mientras hacen una completa radiografia del lugar, buscando fallas para luego transmitirlas al resto del grupo familiar ("si vieras como vive...", "si vieras las paredes....", "si vieras las canillas", blablabla).
Todos nosotros, seres humanos al fin y al cabo, con paciencia, hemos tenido que ver y escuchar, tantas veces, a esos parientes que no queremos pero debemos soportar porque la unidad familiar asi lo requiere y no podemos, aunque lo deseemos, oponernos a ella (mamá se quejaria, papá se quejaria, etc, etc, por no tener instinto familiar...)
Lo interesante de esta situacion es el grado de fingimiento que ambas parten manejan: nosotros sabemos exactamente a que vinieron y ellos saben que sabemos a que vinieron pero, para mantener las formas, todos esbozamos sonrisas e intentamos adivinar el pensamiento del otro.
Lo unico positivo que puede sacarse de esto es que nos permite echar, a traves de los ojos de un tercero, una mirada completamente desapasionada hacia nuestro hogar, permitiendo darnos cuenta la gran cantidad de detalles que llevamos meses enteros -o tal vez años- sin corregir.
Por eso, una vez que se van los molestos parientes, usted debe llamar a Reforcam, una empresa que se dedica a la reformas en Madrid y cuenta como aval de su trabajo el testimonio satisfecho de centenares de clientes cuya vida cambio para siempre despues de llamarnos.
Para conocer mas solo ingrese al sitio web de Reforcam: http://www.reforcam.com/
Los parientes, lamentablemente, no pueden elegirse y eso hace que, cuando menos lo esperemos, aprovechando que no podemos negarle, aunque queramos, el parentesco, nos caigan de la nada en nuestra propia casa dispuestos a comerse nuestra comida y a disfrutar de la comodidad de que nadie les diga nada, precisamente, porque tenemos la misma sangre y, se supone, eso crea vinculos profundos.
Lo cierto es que no son pocos los primos, tios, sobrinos que, aprovechando esa situacion, ventajosa para ellos, se presenten en nuestra casa, en NUESTRA casa, y comienzan alli a comerse nuestra comida, mientras hacen una completa radiografia del lugar, buscando fallas para luego transmitirlas al resto del grupo familiar ("si vieras como vive...", "si vieras las paredes....", "si vieras las canillas", blablabla).
Todos nosotros, seres humanos al fin y al cabo, con paciencia, hemos tenido que ver y escuchar, tantas veces, a esos parientes que no queremos pero debemos soportar porque la unidad familiar asi lo requiere y no podemos, aunque lo deseemos, oponernos a ella (mamá se quejaria, papá se quejaria, etc, etc, por no tener instinto familiar...)
Lo interesante de esta situacion es el grado de fingimiento que ambas parten manejan: nosotros sabemos exactamente a que vinieron y ellos saben que sabemos a que vinieron pero, para mantener las formas, todos esbozamos sonrisas e intentamos adivinar el pensamiento del otro.
Lo unico positivo que puede sacarse de esto es que nos permite echar, a traves de los ojos de un tercero, una mirada completamente desapasionada hacia nuestro hogar, permitiendo darnos cuenta la gran cantidad de detalles que llevamos meses enteros -o tal vez años- sin corregir.
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