miércoles, 2 de junio de 2010

Hora de reflexionar sobre el consumo tecnológico

Hace unos pocos días ha sido publicada en varios diarios la noticia sobre los suicidios de la población de Shanzhen, la ciudad de oriente donde están instaladas la mayoría de las fábricas que construyen y ensamblan los componentes electrónicos que, eventualmente, se convertirán en el celular que yo tengo colgado de mi cinturón y tú en el bolsillo. Prácticamente todo ha pasado por ahí. Últimamente la presión ha sido puesta sobre la producción masiva de los IPad que están inundando el mercado en los diferentes puntos del globo.

   El punto es que la masividad de las ventas, no tanto provocada por las demandas (que valga recordar que en este tipo de negocios, la demanda está maravillosamente marcada por la oferta, y no al revés, como sería de esperar) ha llevado a las industrias a ejercer una presión por demás intensa sobre los empleados, que es la causa sospechada de los suicidios de jóvenes de entre 18 y 24 años que se han venido dando.

   En España la crisis nos hizo perder un poco de vista este tipo de consumos. No estamos en un período de consumo de vitrocerámicas sino más bien de reparaciones de vitroceramicas que ya tenemos, a la espera de mejores vientos en nuestras carteras. Pero de todos modos vale reconocernos dentro del mercado de consumo que lleva a este tipo de demandas y de cuando en cuando detenernos a ver el principio de la cadena de todas estas cosas que nos rodean. Como en lo referente a ecología, a veces lo importante es poner el ojo en el consumo.

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