El día de ayer en duras declaraciones James Cameron se refirió al desastre ecológico causado por la petrolera BP desde el foro en el cual se encuentra en Brasil. Al respecto dijo que eran unos “idiotas que no saben lo que hacen”. El director de cine de Titanic algo sobre esto sabe, puesto que ha participado y financiado distintas exploraciones submarinas, tanto al susodicho transatlántico como al Bismarck.
La empresa por su parte, que no ha previsto al parecer más que situaciones cotidianas, arreglos de ascensores de carga y reparaciones de calderas; pero bajo ningún punto de vista, como se puede precisar, la soluticón de un peligro al que cualquier plataforma petrolera submarina está expuesta, ha dicho tras los fallidos intentos de frenar el vertido, que para fin de mes el problema ya habrá hallado su solución.
Cabe la duda sobre si la solución representará también una reparación, y el empezar a darse cuenta de que las reparaciones ya no son cosa de dinero; por lo que las reparaciones posibles a esta situación particular seguramente no existan como tales. También queda pendiente de cuestionar cuál es la responsabilidad de las empresas a la hora de desarrollar y tener a mano la tecnología necesaria para llevar al equilibrio las situaciones que ellas mismas pueden generar, como también por qué dejan pasar todo este tiempo cuando pueden estimar que, en veinte días, pueden encontrar una solución definitiva.
La empresa por su parte, que no ha previsto al parecer más que situaciones cotidianas, arreglos de ascensores de carga y reparaciones de calderas; pero bajo ningún punto de vista, como se puede precisar, la soluticón de un peligro al que cualquier plataforma petrolera submarina está expuesta, ha dicho tras los fallidos intentos de frenar el vertido, que para fin de mes el problema ya habrá hallado su solución.
Cabe la duda sobre si la solución representará también una reparación, y el empezar a darse cuenta de que las reparaciones ya no son cosa de dinero; por lo que las reparaciones posibles a esta situación particular seguramente no existan como tales. También queda pendiente de cuestionar cuál es la responsabilidad de las empresas a la hora de desarrollar y tener a mano la tecnología necesaria para llevar al equilibrio las situaciones que ellas mismas pueden generar, como también por qué dejan pasar todo este tiempo cuando pueden estimar que, en veinte días, pueden encontrar una solución definitiva.
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